Erase una vez, como en toda historia medieval de caballeria, un valeroso caballero conocido en todo el reino por sus grandes hazanas. Era conocido como “el Caballero”, pues nadie sabia nada mas de el que las hazanas que lograba, ni nadie mas supo de el cuando logro su ultima y mas grande hazana, pero el final para el final.
Deciase en el reino que estaba enamorado de una hermosa princesa que se encontraba lejos, muy lejos, en el otro confin de la tierra, y que sonaba con algun dia poder volver a sus brazos, pero que por el momento no podia porque tenia una mision por cumplir en el reino. Como el legendario Cid, el Caballero era desterrado y luchaba cada dia para recuperar su honor y poder volver un dia al reino al que verdaderamente pertenecia, donde habia conocido a su princesa.
Los famosos juglares de las plazas contaban entusiasmados las asombrosas batallas que el Caballero libraba contra enormes dragones que amenazaban con robarle a su princesa o causarle dolor. En cada pueblo se reunian ninos, mujeres y hombres a escuchar como tan valiente hombre podia luchar sin la ayuda de nadie, aunque en realidad lo hacia siempre con la ayuda de su princesa.
Lo describian como un hombre alto siempre vistiendo una armadura dura como la roca y brillante como la luna llena, plateada. Era de piel poco mas oscura que el blanco, pero no moreno. Su cabellera enrulada era de un color castano claro y llevaba un arete violeta en la oreja izquierda por la que los que lo lograban ver lo reconocian cuando veian brillar su perfil izquierdo. Para luchar utilizaba un casco del mismo color que la armadura y que cubria su rostro completamente. Nadie nunca supo donde habitaba, pues solo se lo veia atravesado los campos del reino a toda velocidad montando un gran caballo blanco.
El Caballero habia venido de tierras lejanas hace ya mucho tiempo desterrado de su reino, y habia dado a parar en este otro reino, rodeado de los mas terribles dragones que se conocian. El Caballero lucho y lucho muchos anos contra los dragones para lograr irse de un lugar al que no pertenecia y proteger a su princesa. Se lo veia siempre atravesando los soleados campos del reino en su caballo blanco, con una energia y una fuerza que parecian inagotables. Luchaba y luchaba blandiendo su espada y protegiendose con su escudo, caia y volvia a levantarse con la misma decision. Golpeaba, corria, enfrentaba, se protegia, recibia golpes, caia, se levantaba, asi mil veces. A veces lograba vencer a estas temibles bestias, pero a veces no. De vez en cuando caia y no lograba continuar, pero para la sorpresa de todos en el reino, a la manana siguiente se escuchaba nuevamente su grito de guerra y se veia el brillo de su espada otra vez, tratando de penetrar las escamas de los dragones que le impedian alcanzar a su princesa, hasta lograrlo.
A pesar de su enrome coraje, los juglares lo describian como un hombre sensible y noble, digno caballero. Sufria mucho, pues despues de tanto tiempo aun no lograba volver a su tierra y recuperar a su princesa, pero nunca desistia.
Fue entonces en un atardecer que se lo vio atravesar las calles del reino hacia las puertas que daban hacia el resto del mundo, donde lo esperaba su ultimo reto, el Dragon de Plata. Se encontraba ahi, de pie, de una estatura que multiplicaba por cien la de un adulto y por quinientos la anchura, cuando abria sus poderosas alas. De su hocico emanaba un fuego capaz de incendiar todo el reino y sus alrededores con tan solo una bocanada. Con la misma valentia de siempre, el Caballero se dirigio al dragon en su caballo con el brazo bien levantado mostrando el brillo de su espada. En el reino todos gritaban con cada golpe que el Caballero recibia. Salia volando por los aires y caia pesadamente en el suelo, pero se levantaba una y otra vez tratando de derrotar a su enemigo. Fue entonces que se vio el cuerpo del caballero elevandose del suelo hasta la altura del hocico del dragon, y luego recibiendo una poderosa bocanada de fuego. El sol del atardecer no dejo ver bien lo que ocurrio, pero luego de unos minutos el cuerpo del Caballero no se encontraba ni el cielo ni el suelo.
Aun asi la historia del Caballero fue contada por los juglares del reino en las plazas durante mucho tiempo. El Caballero los habia liberado de las bestias que los apresaban en el reino, a excepcion del ultimo dragon, que nunca habia sido vencido, ni siquiera hubo nadie despues del Caballero que intento darle batalla.
El Caballero era coraje, valentia, fuerza, honor, dignidad, pero al mismo tiempo era nobleza, sensibilidad, voluntad, jamas se rindio, lucho hasta el ultimo segundo. El Caballero representaba el amor por su princesa y el coraje para nunca rendirse y protegerla a toda costa. Nunca se rindio hasta el ultimo suspiro, o asi lo penso el reino hasta cierto dia.
Un atardecer, como en todas las famosas batallas, aparecio el Caballero montando su caballo blanco con la mano agarrando firmemente su espada y la otra su escudo. Con mas fuerza y coraje que nunca, corrio desde un horizonte hasta el otro, donde se encontraba la salida, el final, su destino. Bajo de su caballo, levanto su espada en el aire y se la incrusto al enorme Dragon de Plata, que se desplomo en el suelo. Por ultima vez, levanto ambos brazos portando su arma y le corto la cabeza a la bestia que por tanto tiempo le habia impedido volver a ver a su princesa.
Montando nuevamente su caballo, el legendario Caballero galopo hacia el Sol, para reencontrarse nuevamente con la princesa por la que lucho toda su vida, y de paso libero un reino entero.
Ahora escrito en los libros, se dice que la princesa se reencontro con quien la habia salvado, aquel que habia luchado todos los dias de su vida por ella, su Caballero.